Arquitectura interior

La Iglesia de la Compañía de Jesús, construida entre los siglos XVII y XVIII, es considerada la obra maestra del barroco en América Latina. Su monumental frontispicio de piedra volcánica gris, iniciado por Leonardo Deubler en 1722 y terminado por Venancio Gandolfi en 1765, se organiza como un gran retablo. Está compuesto por tres puertas, columnas salomónicas de cinco metros, pilares corintios y esculturas de santos jesuitas, además de imágenes de la Inmaculada Concepción, San Ignacio de Loyola y bustos de San Pedro y San Pablo, todo enmarcado con una rica ornamentación de ángeles, querubines, corazones y símbolos de la fe católica.

En el interior, su planta de cruz latina alberga una nave central con bóveda de cañón corrido y un crucero coronado por una cúpula de 27 metros de altura, apoyada en un tambor calado con ventanas y pilastras jónicas. Los retablos dorados y tallados en madera destacan por su esplendor barroco, siendo el retablo mayor uno de los más notables por sus columnas salomónicas, esculturas de la Trinidad y de santos jesuitas, con el dorado a cargo de Bernardo de Legarda. Entre los elementos más singulares están el púlpito barroco con más de 250 querubines, la mampara monumental y los balcones decorados, todos con un detallado trabajo de la Escuela Quiteña.

La iglesia guarda además un valioso patrimonio artístico con una vasta pinacoteca de más de un centenar de obras, entre ellas las series de Los Profetas de Nicolás Javier de Goríbar, pinturas de Hernando de la Cruz y Jean de Morainville, así como esculturas de santos y arcángeles. Su cúpula, linterna y torre del campanario —reconstruida tras los terremotos de 1859 y 1868— reflejan tanto la majestuosidad como la resistencia de esta obra. En conjunto, la Compañía representa no solo un ícono arquitectónico y artístico, sino también un símbolo del mestizaje cultural y espiritual del Quito colonial.

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The Church of the Society of Jesus, built between the 17th and 18th centuries, is considered a Baroque masterpiece in Latin America. Its monumental gray volcanic stone frontispiece, begun by Leonardo Deubler in 1722 and completed by Venancio Gandolfi in 1765, is organized like a large altarpiece. It is composed of three doors, five-meter Solomonic columns, Corinthian pillars, and sculptures of Jesuit saints, as well as images of the Immaculate Conception, Saint Ignatius of Loyola, and busts of Saints Peter and Paul, all framed with rich ornamentation of angels, cherubs, hearts, and symbols of the Catholic faith.

Inside, its Latin cross floor plan houses a central nave with a continuous barrel vault and a transept crowned by a 27-meter-high dome, supported by an openwork drum with Ionic windows and pilasters. The gilded and carved wooden altarpieces stand out for their Baroque splendor, with the main altarpiece being one of the most notable for its Solomonic columns and sculptures of the Trinity and Jesuit saints, gilded by Bernardo de Legarda. Among the most unique elements are the Baroque pulpit with more than 250 cherubs, the monumental screen, and the decorated balconies, all with detailed work from the Quito School.

The church also houses a valuable artistic heritage with a vast art gallery of more than 100 works, including the Prophets series by Nicolás Javier de Goríbar, paintings by Hernando de la Cruz and Jean de Morainville, as well as sculptures of saints and archangels. Its dome, lantern, and bell tower—rebuilt after the earthquakes of 1859 and 1868—reflect both the majesty and resilience of this structure. As a whole, the Company represents not only an architectural and artistic icon, but also a symbol of the cultural and spiritual fusion of colonial Quito.

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