Hernando de la Cruz

Hernando de la Cruz, nacido en Panamá en 1592, fue un pintor y religioso jesuita que desarrolló gran parte de su vida en la Real Audiencia de Quito, donde falleció en 1646. Bautizado como Fernando de Ribera, ingresó a la Compañía de Jesús a los treinta años y, aunque abandonó la poesía por obediencia, continuó con la pintura, enseñando a criollos, españoles e indígenas, formando una pequeña escuela. Sus obras más conocidas fueron los impactantes lienzos El Infierno y El Juicio Final, creados para la Iglesia de la Compañía, que buscaban conmover y moralizar a través de imágenes efectivistas y dramáticas.

Además de su faceta artística, Hernando de la Cruz fue reconocido como un religioso místico y director espiritual. Destacó por su relación con Mariana de Jesús, a quien acompañó y para quien escribió un Ejercicio Devoto, influyendo en su vida espiritual. Compuso también rimas de carácter religioso y se lo consideró un hombre de gran piedad y sensibilidad teológica. Aunque muchas de sus pinturas permanecen sin firma y solo se le atribuyen, su legado artístico y espiritual se conserva principalmente en la Iglesia de la Compañía y en otras obras religiosas de Quito, donde dejó testimonio del fervor contrarreformista y la intensa religiosidad de su época.

Leer más

Hernando de la Cruz, born in Panama in 1592, was a painter and Jesuit priest who spent much of his life at the Royal Audience of Quito, where he died in 1646. Baptized Fernando de Ribera, he joined the Society of Jesus at the age of thirty and, although he abandoned poetry out of obedience, continued painting, teaching Creoles, Spaniards, and indigenous people, forming a small school. His best-known works were the striking canvases Hell and The Last Judgment, created for the Church of the Society, which sought to move and inspire morality through dramatic and powerful images.

In addition to his artistic career, Hernando de la Cruz was recognized as a religious mystic and spiritual director. He stood out for his relationship with Mariana de Jesús, whom he accompanied and for whom he wrote a Devotional Exercise, which influenced his spiritual life. He also composed religious rhymes and was considered a man of great piety and theological sensitivity. Although many of his paintings remain unsigned and are only attributed to him, his artistic and spiritual legacy is preserved primarily in the Church of the Company and other religious works in Quito, where he left testimony to the Counter-Reformation fervor and intense religiosity of his time.

Leer más

Galería