Manuel Samaniego y Jaramillo

Manuel de Samaniego (Quito, 1767 – 1824) fue un pintor y escultor ecuatoriano, considerado uno de los últimos grandes exponentes de la Escuela Quiteña. Desde joven se distinguió por su dominio del color y por introducir fondos más luminosos y alegres, en contraste con el marcado claroscuro barroco del siglo anterior. Además de abrir un próspero taller de escultura y platería, se consolidó como maestro de pintura y formador de discípulos que continuarían su estilo tras la Independencia. Su obra abarcó encargos de gran relevancia, como la decoración de la Catedral Metropolitana de Quito, con escenas bíblicas y un monumental lienzo de la Asunción de la Virgen, así como retratos y composiciones religiosas. También redactó en 1790 el Tratado de Pintura, un documento único en Sudamérica que buscaba sistematizar el arte barroco-rococó.

Su producción, marcada por el mestizaje cultural y la sensibilidad religiosa, se conserva en iglesias y conventos quiteños, destacando obras como La Divina Pastora, El Tránsito de la Virgen y la serie Virtudes y defectos de los pueblos europeos. Fue respaldado por importantes mecenas, entre ellos el marqués de Selva Alegre y la familia Jijón, para quienes realizó retratos y alegorías. La transmisión de su arte fue fundamental: formó a numerosos pintores, como Antonio Salas Avilés y José Olmos, quienes continuaron la tradición en los inicios de la República. Con ello, Samaniego se convirtió en una figura clave de transición entre el esplendor colonial de la Escuela Quiteña y la renovación artística del periodo republicano.

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Manuel de Samaniego (Quito, 1767–1824) was an Ecuadorian painter and sculptor, considered one of the last great exponents of the Quito School. From a young age, he distinguished himself for his mastery of color and for introducing brighter, more vibrant backgrounds, in contrast to the pronounced Baroque chiaroscuro of the previous century. In addition to opening a successful sculpture and silversmithing workshop, he established himself as a painting teacher and trainer of disciples who would continue his style after independence. His work included highly significant commissions, such as the decoration of the Metropolitan Cathedral of Quito, with biblical scenes and a monumental canvas of the Assumption of the Virgin, as well as portraits and religious compositions. In 1790, he also drafted the Treatise on Painting, a unique document in South America that sought to systematize Baroque-Rococo art.

His output, marked by cultural fusion and religious sensibility, is preserved in Quito churches and convents. Highlights include works such as The Divine Shepherdess, The Transit of the Virgin, and the series Virtues and Defects of European Peoples. He was supported by important patrons, including the Marquis of Selva Alegre and the Jijón family, for whom he created portraits and allegories. The transmission of his art was fundamental: he trained numerous painters, such as Antonio Salas Avilés and José Olmos, who continued the tradition in the early days of the Republic. In this way, Samaniego became a key figure in the transition between the colonial splendor of the Quito School and the artistic renewal of the Republican period.

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