Oswaldo Guayasamín, nacido en Quito en 1919, mostró desde niño una inclinación natural hacia el arte que lo llevó a ingresar a temprana edad a la Escuela Nacional de Bellas Artes. Su talento pronto lo hizo destacar como pintor y escultor, logrando reconocimiento internacional desde sus primeras exposiciones. Con una obra profundamente humanista, su pintura abordó temas universales como la injusticia, el dolor, la ternura y la esperanza, transmitiendo un mensaje de conciencia social que lo convirtió en uno de los artistas más influyentes de América Latina.
Su trayectoria estuvo marcada por grandes colecciones que definieron distintas etapas creativas. Huacayñan reflejó la diversidad cultural de América Latina, La Edad de la Ira mostró los horrores del siglo XX como las guerras y dictaduras, mientras que La Ternura fue un homenaje íntimo a su madre y a la maternidad como símbolo de vida y resistencia. Además, realizó murales de gran formato en lugares emblemáticos como el Palacio de Gobierno en Quito, la Universidad Central y la Unesco en París, diversificando también su producción con paisajes, retratos y joyería.
Reconocido con premios internacionales como el Gran Premio de Pintura en la Bienal Hispanoamericana de Barcelona y el Premio José Martí de la UNESCO, Guayasamín dejó un legado que trasciende el arte. Su proyecto más ambicioso, La Capilla del Hombre en Quito, resume su visión de memoria y justicia para los pueblos. Hoy, la Fundación Guayasamín custodia y difunde su obra, asegurando que su mensaje de compromiso humano y cultural siga vivo en las nuevas generaciones.
English
Oswaldo Guayasamín, born in Quito in 1919, showed a natural inclination toward art from a young age, leading him to enroll at the National School of Fine Arts at an early age. His talent soon made him stand out as a painter and sculptor, achieving international recognition from his first exhibitions. With a deeply humanistic body of work, his paintings addressed universal themes such as injustice, pain, tenderness, and hope, conveying a message of social awareness that made him one of Latin America’s most influential artists.
His career was marked by major collections that defined distinct creative periods. Huacayñan reflected the cultural diversity of Latin America; The Age of Wrath showcased the horrors of the 20th century, such as wars and dictatorships; while Tenderness was an intimate tribute to his mother and to motherhood as a symbol of life and resistance. He also created large-format murals in iconic locations such as the Government Palace in Quito, the Central University, and UNESCO in Paris, also diversifying his work with landscapes, portraits, and jewelry.
Recognized with international awards such as the Grand Prize for Painting at the Barcelona Hispano-American Biennial and the UNESCO José Martí Prize, Guayasamín left a legacy that transcends art. His most ambitious project, The Chapel of Man in Quito, encapsulates his vision of memory and justice for the people. Today, the Guayasamín Foundation safeguards and disseminates his work, ensuring that his message of human and cultural commitment lives on for generations to come.
Ternura
Oswaldo Guayasamín
1989
representa a una figura femenina que abraza con profundo amor y protección a un niño. La forma en que los cuerpos están entrelazados sugiere intimidad, cercanía y un sentido de refugio emocional.
De este modo, aquí se busca honrar el vínculo humano más puro: el amor maternal, que se convierte en un acto de resistencia frente a las adversidades.
Las manos, que son un elemento recurrente en la obra de Guayasamín, son exageradamente grandes en este retrato. Para el artista, representan trabajo, lucha y creación, pero también son capaces de simbolizar protección y cuidado.
En cuanto a lo paleta cromática, los tonos amarillos, ocres y dorados transmiten una sensación de calidez. Por su parte, el fondo azul crea un contraste que enfatiza el protagonismo de las figuras y añade un aire de introspección.
Asimismo, el niño tiene características que evocan fragilidad, como la visibilidad de las costillas. Esto puede ser una alusión a la vulnerabilidad de la infancia y la precariedad en los contextos sociales que Guayasamín retrató durante toda su carrera.
Cultura Genial
El hambre
Oswaldo Guayasamín
1986
Esta pintura es un poderoso símbolo de las consecuencias devastadoras de la pobreza extrema, la desigualdad social y la negligencia estructural en muchas partes del mundo.
Los torturados
Oswaldo Guayasamín
1977
A través de esta obra, Guayasamín busca dar voz a las víctimas, a todas aquellas que han experimentado torturas e injusticias.
Se puede observar una composición tripartita. De este modo, el cuadro está dividido en tres paneles, una estructura que evoca las representaciones religiosas tradicionales, pero que aquí es reinterpretada para narrar el sufrimiento humano. Así, se puede entender como un ciclo: el dolor físico, la súplica emocional y, finalmente, la aniquilación.
Las figuras aparecen fragmentadas y contorsionadas, como si estuvieran atrapadas en un estado perpetuo de sacrificio. Los cuerpos esqueléticos y desmembrados transmiten un fuerte sentido de fragilidad. Asimismo, las proporciones exageradas y los trazos angulosos refuerzan la intensidad emocional.
Como en otras obras del artista, las manos y los pies adquieren un papel protagonista. Las manos extendidas y desgastadas son un símbolo de humanidad y, al mismo tiempo, de súplica.
Si bien el cuadro está inspirado en los horrores de las dictaduras latinoamericanas, el mensaje trasciende épocas y regiones, apelando a la memoria colectiva sobre el daño infligido por los sistemas de opresión.
El grito
Oswaldo Guayasamín
1983
Este cuadro pertenece a la serie «La Edad de la Ira», uno de los ciclos más impactantes de Oswaldo Guayasamín, dedicado a reflejar la opresión y el dolor.
De este modo, es una manifestación del sufrimiento colectivo. No representa a una persona en particular, sino a todas las víctimas de la injusticia, la violencia y el abuso de poder. Por ello, la pintura no busca resaltar la belleza estética, sino transmitir un mensaje.
Inspirado por los horrores de las guerras, las dictaduras y las desigualdades sociales, el artista buscó retratar el grito de desesperación que encapsula la experiencia humana en situaciones extremas.
Así, se muestra un rostro alargado y fragmentado con una mano en primer plano, cubriendo parcialmente el rostro. Este es un recurso típico de Guayasamín para amplificar la intensidad emocional. La expresión del personaje es desgarradora, con una boca entreabierta y ojos profundamente oscuros que transmiten angustia e impotencia.
Rigoberta Menchú (1994)
Oswaldo Guayasamín
Dentro de la obra de Guayasamín se encuentran varios retratos de personajes famosos. Entre ellos destaca el de la guatemalteca Rigoberta Menchú, líder indígena y activista por los derechos humanos.
Artes Modernas
Mira la historia detrás de estas bellas artes que tiene esta obra actual de Quito.