La pintura republicana en Ecuador marcó la transición entre la tradición colonial y las nuevas corrientes artísticas que surgieron tras la independencia. Cada periodo refleja los cambios sociales, políticos y culturales del país, mostrando cómo los artistas supieron adaptar sus obras a los tiempos de transformación.
Neoclasicismo y la transición
Antonio Salas Avilés representó el paso de la Escuela Quiteña al neoclasicismo, con retratos de libertadores como Bolívar y Sáenz. Su hijo Rafael Salas continuó este legado con temáticas más naturales, abriendo camino al romanticismo.
Costumbrismo y romanticismo
Joaquín Pinto desarrolló el costumbrismo y el romanticismo, aunque en su época fue poco valorado. Luis A. Martínez destacó en el paisajismo y fue pionero en el laicismo artístico, superando la influencia religiosa colonial.
Realismo social, expresionismo y realismo mágico
Camilo Egas, Eduardo Kingman y Guayasamín llevaron el arte hacia lo social y expresionista, mostrando la realidad indígena y marginada. Gonzalo Endara Crow incorporó elementos fantásticos en sus paisajes, acercándose al realismo mágico.
Impresionismo y simbolismo
Víctor Mideros fusionó el impresionismo con el simbolismo, incluyendo elementos religiosos y esotéricos. Junto a sus hermanos, consolidó una corriente simbólica que equilibró el realismo social y el arte abstracto.
Constructivismo, informalismo y arte abstracto
Manuel Rendón y Enrique Tábara introdujeron el constructivismo y el informalismo, inspirados en el arte precolombino. Araceli Gilbert y Estuardo Maldonado aportaron con propuestas abstractas, mientras Humberto Moré desarrolló un estilo propio alternativo al expresionismo.
Exponentes
Entre los artistas republicanos más relevantes destacan: Antonio Salas, Joaquín Pinto, Rafael Troya, Víctor Mideros, Camilo Egas, Eduardo Kingman, Oswaldo Guayasamín, Gonzalo Endara Crow y Enrique Tábara.