El obispo Agustín de Ugarte y Saravia, gran devoto de la Virgen del Carmen, impulsó la fundación del Monasterio de las carmelitas descalzas en Quito. Con autorización del rey Felipe IV, otorgada en 1651, se estableció la licencia para fundar el convento bajo la regla de Santa Teresa de Jesús, aunque el prelado falleció antes de ver concretada su obra.
Cumpliendo su voluntad, doña María de Saravia fundó el monasterio en 1653. Ese mismo año, las religiosas llegaron a la antigua casona de la familia Paredes Flores y Granobles, frente al Hospital San Juan de Dios, donada por Juan Guerrero de Salazar. Así, el legado del obispo se hizo realidad, vinculando la fundación con la memoria de Mariana de Jesús.
Bishop Agustín de Ugarte y Saravia, a great devotee of Our Lady of Mount Carmel, promoted the founding of the Discalced Carmelite Monastery in Quito. Authorized by King Philip IV in 1651, the license to establish the convent under the rule of Saint Teresa of Jesus was established, although the prelate died before seeing the work completed.
Fulfilling her wishes, Doña María de Saravia founded the monastery in 1653. That same year, the nuns arrived at the former mansion of the Paredes Flores y Granobles family, across from San Juan de Dios Hospital, donated by Juan Guerrero de Salazar. Thus, the bishop’s legacy became a reality, linking the foundation with the memory of Mariana de Jesús.
